miércoles, 21 de diciembre de 2016

Método H: Presentación









Fundamentos teóricos del Método H


(No necesario para seguir el programa, solamente por curiosidad si conoces algo sobre psicología y te interesa leerlo).


¿Qué es el Método H?
Es un método psicológico diseñado para fomentar el bienestar y para trabajar el malestar leve-moderado, ya sea ansiedad o problemas de estado de ánimo. Es una forma de terapia transdiagnóstica, aunque también podría ser considerado como una forma de desarrollo de la inteligencia emocional. Todo dependerá del público diana al que vaya dirigido.
¿En que se basa?
Está ideado en base a los aspectos existentes en otras formas de intervención psicológica que parecen funcionar. En concreto, el Método H toma prestados conceptos de la terapia cognitiva, de la terapia de la conducta, del Mindfulness, de los procedimientos de desarrollo en Inteligencia Emocional basados en técnicas cognitivo-conductuales, de los métodos de terapia transdiagnóstica, de los procedimientos utilizados en las terapias de tercera generación o de la psicología básica.
Justificación teórica
Si analizamos los diferentes programas que existen en psicología y que funcionan para trabajar con el malestar como la ansiedad o los problemas del estado de ánimo, encontramos muchas similitudes entre todos ellos. Eso por no mencionar que son las características del psicólogo y de la interacción las que proporcionan parte del efecto.
En muchos lugares están presentados como cosas muy distintas unos de otros, pero si uno acude a las fuentes originales, puede acabar dándose cuenta de que más bien parecen versiones de una misma cosa o por lo menos no son tan diferentes como puede parecer en un principio. Se puede decir que la mayoría de los libros tratan con “hombres de paja”, con estereotipos sobre las distintas corrientes, sin detenerse o desarrollar a fondo cada una de ellas. Así, se puede llegar a creer que los conductistas no trabajan con los pensamientos, que Ellis es un autor cognitivo que no usa estrategias conductuales y que en el Mindfulness no se cambian pensamientos. Sin embargo, cuando se busca información sobre distintas terapias, métodos y técnicas, se puede llegar a dudar de estas afirmaciones, pues tienen en realidad más en común entre todas ellas de lo que puede parecer al hacer un análisis superficial.
Por ejemplo, los conductistas sí tienen en cuenta los pensamientos, aunque lo llamen conductas privadas. Los cognitivos sí trabajan con la conducta para modificar los pensamientos (como lo harían los conductistas). Para que nos hagamos una idea, Ellis en uno de sus libros declara que su terapia es cognitivo-conductual desde el principio. De hecho, el primer contacto que tuvo él con la terapia fue con la de la conducta, que él mismo se autoaplicó a los 18 años para perder el miedo a hablar con mujeres, para lo cual abordó a más de 100 desconocidas en Central Park en Nueva York.
Él mismo declara que desde el comienzo tuvo muy presentes los aspectos conductuales de la terapia y sin embargo se le tacha de autor icono de la terapia cognitiva junto con Beck (tomándolo como estrictamente cognitivo).
También se dice que en la terapia cognitiva se pide un cambio en la forma de pensar mientras que en Mindfulness por ejemplo, se propone la aceptación. Se suele argumentar que no aceptar nuestras emociones y los pensamientos disfuncionales trae problemas y por eso la terapia cognitiva no es del todo adecuada. Pero de nuevo, si vamos al fondo del asunto, en Mindfulness al final acabamos encontrando en todos los manuales un apartado dedicado a enseñarnos a no dramatizar, a no aplicar ideas rígidas sobre la realidad, a no usar exigencias perfeccionistas o “deberías” innecesarios.
Curiosamente eso mismo es lo que aparece en Ellis por ejemplo. Ellis nos pide cambiar pensamientos levemente, sí, pero son precisamente las ideas dramatizadoras las que nos pide alterar (igual que se hace normalmente en Mindfulness). O por lo menos los procedimientos de Mindfulness se acompañan habitualmente de dichas pautas aunque pudieran no considerarse estrictamente como parte del procedimiento. Ellis no nos dice que no aceptemos nuestro mundo emocional y de hecho el afrontamiento racional emotivo se basa en la aceptación al igual que en el Mindfulness.
Tanto en la meditación (desde hace miles de años), como en la mayoría de las terapias actuales en occidente, se practica el autoconocimiento a través de la auto-observación. De hecho, para eso sirven en parte los auto-registros y las evaluaciones. Ellis promovía experiencias de autoconocimiento similares a las del Mindfulness también.
Por otra parte, el Mindfulness (que aparece de un modo omnipresente en las terapias de tercera generación) conecta con la terapia de la conducta. De hecho, los mecanismos del Mindfulness se intentan explicar en muchas ocasiones mediante principios básicos empleados en la misma. Por ejemplo, se promueve la exposición a las propias emociones, lo que probablemente tenga un efecto beneficioso.  Se induce también la relajación al mismo tiempo que se practica la técnica.
¿El hecho de no juzgar no es un cambio de tipo cognitivo? Lo que se intenta observar, ¿no es precisamente el funcionamiento de nuestra mente y nuestro organismo y por lo tanto una parte muy importante no son nuestros pensamientos?
Los marcos teóricos también parecen muy distintos pero igual no lo son tanto. La Teoría de los Marcos Relacionales en la que se basa la ACT, podría considerarse una versión distinta pero parecida de la teoría de esquemas cognitivos. Seguro que más de uno se llevaría las manos a la cabeza con esta afirmación, pero bien pensado, ¿tiene cierto sentido? La persona responde al marco relacional y no al estímulo físico (teoría de los marcos relacionales), igual que responde al riesgo imaginado (ansiedad por sobreestimación de la probabilidad) en vez de al real (teoría cognitiva).
Las palabras adquieren las funciones de los eventos igual que las ideas sobre el riesgo afectan como los peligros reales. Las consecuencias prácticas: unos terapeutas intentan cambiar el pensamiento antecedente y los otros intentan fomentar la de-fusión. En ambos casos se intenta trabajar mediante estrategias metacognitivas para modular la influencia del pensamiento antecedente (como se dice que hay que hacer según los fundamentos de la TCC transdiagnóstica) quitándole así credibilidad. En ambos casos la cosa parece funcionar.
En resumen, las terapias más conocidas que se sostienen en la evidencia empírica parecen muy distintas unas de otras cuando se suelen presentar, pero analizadas en detalle, gran parte de las mismas parecen tener muchos puntos en común.
No solamente eso, sino que los tratamientos para distintos transtornos también siguen unas pautas comunes, tal y como se defiende desde las propuestas de tratamiento transdiagnóstico. Hay pautas que pueden ayudar en la ansiedad y la depresión y por ese motivo una misma terapia puede solucionar problemas que en apariencia hasta ahora parecían distintos.
Dándole vueltas a todo esto, he creído que se podría hacer un método sencillo que aunara los elementos de mayor impacto de los distintos métodos y que se pudiera enseñar de forma muy simple. Y es en ese momento, cuando se me ocurrió esa idea, que apareció al mismo tiempo una pregunta en mi mente: ¿cómo se crean las terapias psicológicas?
¿Cómo se crean las terapias eficaces (tratamientos estandarizados)?
Normalmente, cuando los psicólogos planean crear un nuevo método de intervención de forma consciente, buscan principios básicos que explican la conducta y en base a esos principios crean técnicas. A veces las técnicas están ya creadas (lo que llamamos técnicas de modificación de conducta) y lo que se hace entonces es usar alguna de ellas o crear programas combinando varias de estas técnicas en paquetes de tratamiento más o menos complejos para solucionar problemas específicos. En ocasiones, los programas más completos tienen menor impacto que los más sencillos, probablemente gracias a la complejidad de su aprendizaje. Teniendo en cuenta esto, me puse a pensar en qué elementos debería tener el Método H. Debía de ser algo muy sencillo y comprensible y que juntara aquellos aspectos más importantes. Además, explicados con la máxima sencillez.
Según Barlow, una terapia transdiagnóstica para los trastornos del bloque ansiedad-depresión, debería abordar los siguientes puntos:
(a) Reevaluar cognitivamente: La modificación de las evaluaciones antecedentes. Sobre todo tener muy en cuenta el catastrofismo y el hecho de pensar que un suceso negativo es más probable de lo que sucede en realidad.
(b) Intentar que no se eviten conductas, pensamientos, emociones…
(c) Conseguir un control sobre la tendencia a la acción facilitada por la emoción alterada, logrando otra forma de actuar elegida conscientemente.
A la hora del diseño del método H he tenido en cuenta los supuestos teóricos propios del tipo de terapia transdiagnóstica, aunque he reunido aportaciones de otras formas de terapia transdiagnóstica que por definición no se incluyen bajo este nombre (como las de tercera generación -ACT por ejemplo). He añadido o modificado algunos puntos también. El aspecto social me parece importante por ejemplo, así que he sumado un pequeño apartado de habilidades sociales y asertividad. La asertividad es el elemento de mayor impacto de las habilidades sociales y las habilidades sociales parecen de gran importancia para un amplio abanico de trastornos. He sustituido en parte el mini-entrenamiento en HHSS por la técnica de solución de problemas aplicada a problemas sociales que se utiliza en los procedimientos estándar que se están probando en atención primaria en nuestro sistema sanitario como referencia de tratamientos transdiagnósticos para ansiedad-depresión. Creo que puede ser más sencilla la opción aquí expuesta y por lo tanto que a la larga eso va a ayudar a que se produzca una mayor generalización. Aunque he pensado que podría añadirse un apartado de solución de problemas aplicado a cuestiones sociales también (dada la aportación de la técnica en la ayuda de una mayor flexibilidad en las soluciones conseguidas mediante su uso por parte del paciente). Al final lo he dejado fuera, pero es algo que tendría sentido añadir. Otros dos puntos creo que podrían acoplarse también, como es el hecho de poner énfasis en que no necesitamos muchas cosas para ser felices o aprender a tomar conciencia de lo bueno que hay en nuestra vida. Al final, he pensado para una buena combinación en los siguientes ingredientes:
1-    Un sistema de trabajo cognitivo-emocional con los pensamientos y emociones (basado en Mindfulness y terapia cognitiva pero sin largos entrenamientos ni meditación formal, tal y como se hace en terapia dialéctica conductual).
2-    Entrenamiento muy muy sencillo en habilidades sociales y sesgos cognitivos asociados a las relaciones y toma de conciencia de la importancia del apoyo social.
3-    Conocimiento de las bases fisiológicas del bienestar: comer bien, dormir bien y alimentarse de forma saludable.
4-    Herramientas para conseguir objetivos
5-    Activación conductual
6-    Generación de una adecuada interacción psicólogo-cliente.
Todos estos elementos son enseñados mediante el empleo de versiones muy simplificadas de la teoría en forma de experiencias divertidas para una mayor comprensión del funcionamiento de nuestra mente. Éste es un factor muy importante de este método. Las experiencias sirven además para promover una mayor motivación. De hecho, la combinación muy simplificada de esos 6 puntos sumada al empleo de esas experiencias es lo que le confiere identidad al método desde mi punto de vista. También no solamente la selección de estos apartados, sino el uso de unas experiencias y conceptos concretos y la simplificación de los mismos dejando unas determinadas partes de cada uno. Es decir, por ejemplo, a la hora de simplificar la enseñanza de HHSS se pueden dejar unas cosas u otras y enseñarlo mediante unas experiencias u otras. He intentado hacer simplificaciones de cada parte seleccionando los elementos más sencillos de comprender y asimilar y que mayor impacto pueden tener en la vida diaria. Las experiencias divertidas se emplean del mismo modo en que se utilizarían las metáforas, para ayudar a una mayor interiorización de los contenidos. Son similares a las empleadas en museos de ciencia con carácter divulgativo, aunque en este caso versan sobre la terapia psicológica. Ejemplos de este tipo de experiencias los podemos encontrar en este trabajo y también en programas televisivos como “Desafía tu mente”, que emiten ahora en la televisión pública (Tve1). ¿Por qué no exponer a los clientes a la psicología de tal forma que casi la puedan tocar y experimentar? ¿No es mejor eso que ninguna metáfora o explicación teórica en su versión abstracta?
Y una última cosa. Empleo como base el modelo de Salovey y Mayer de Inteligencia Emocional para el desarrollo del programa que se compone de 4 partes: percepción emocional, facilitación emocional del pensamiento, comprensión emocional y regulación de las emociones. Esto está en consonancia también con las nuevas tendencias en TCC transdiagnóstica, donde se hace más énfasis en la regulación emocional (y que por lo tanto es compatible este modelo de la IE que recibe respaldo empírico con los postulados de la terapia TCC transdiagnóstica). De hecho, muchos programas modernos de entrenamiento en IE basados en el modelo de estos autores utilizan técnicas cognitivo-conductuales y técnicas de tercera generación como Mindfulness. Aunque en la práctica del Método H no es fácil separar bien los apartados correspondientes de este modelo, se tiene en cuenta en su diseño a modo de orientación pero empleándolo de manera flexible.
¿Qué objetivo persigue este método?
Objetivo: conseguir cierto bienestar emocional
Pero entendido como la eliminación de todos aquellos malestares innecesarios y extras que nos generamos a nosotros mismos a menudo sin ninguna necesidad. Hay que tener claro que en la vida se sufre a veces y no hay terapia ni método de inteligencia emocional que nos lo evite. La vida a veces es dura, eso es así. Aceptarlo es de hecho uno de los objetivos, ya que no hacerlo puede suponer un problema añadido.
Eso no quita que en muchas ocasiones, aun cuando todo nos vaya bien, podamos amargarnos a nosotros mismos gracias a nuestros pensamientos, nuestros complejos, a no ser conscientes de nuestros sesgos o no saber cómo podemos animarnos de forma sencilla.
Con este pequeño método pretendo crear una herramienta simple que pueda solucionar en gran medida todos esos problemas extra que nos generamos sin necesidad.
¿Qué beneficios puede aportar el Método H en relación a otros sistemas?
Por una parte, una mayor comprensión con mucha más rapidez de nuestra propia mente gracias al uso de experiencias divertidas, además de poderse apreciar de manera tangible este funcionamiento. Por otra, el empleo de elementos de gran impacto de forma muy simplificada, lo cual facilita además su uso y generalización a la vida cotidiana así como su repaso y recuerdo.
De momento no existen evidencias que demuestren la eficacia del Método H y por lo tanto podría considerarse como un sistema en fase experimental (en el momento de la escritura de este manual a finales de 2016), aunque debiera teóricamente funcionar dada su similitud con otras formas de intervención eficaces (al igual que el resto de métodos que funcionan se parecen entre sí).
¿Para quién es El Método H?
Está pensado para todo aquel que lo quiera utilizar, siempre bajo la supervisión de un psicólogo que se haga responsable del proceso. El autor no se hace responsable de intentos autodidactas de poner en práctica este método solamente mediante el uso de este manual.
Además, el método podría no ser útil para algunas personas o cuando menos necesitar adaptaciones para su empleo con las mismas. Puede ser el caso de quienes padecen trastornos psicológicos graves, problemas de personalidad muy marcados, psicopatía, personas con baja motivación o nulo interés por la mejora personal, con ideas previas muy dogmáticas e incompatibles con el contenido del método, con déficits cognitivos o de tipo intelectual importantes y tal vez, pudiera no ser adecuado del todo por lo menos tal y como está formulado para personas con una inteligencia muy superior a la media (a partir de CI de 130 aproximadamente). Son éstas solamente afirmaciones de tipo especulativo, ya que se necesitaría investigación para sacar conclusiones respecto a estos posibles condicionantes sobre la aplicación del método). Sin más preámbulos,  pasamos al contenido.



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